Andrea:
Triste es recibir correspondencia cuyo contenido son líneas que demuestran el desamor tuyo Andrea. ¿Qué te pasó? ¿En qué estabas pensando al momento de huir? Ya no tengo remedios para contemplar mi dolor. Han pasado cuarenta y tres días de nuestra separación y como decía mi abuelo “Ya nada es lo mismo”.
El tiempo se me hizo eterno, las semanas infinitas y los domingos…bueno, para que contarte si ya sabes lo que me pasa los domingos.
Cada día al despertar miraba el calendario y con bronca y pudor me animaba a tachar con una fuerte cruz el día trascurrido, me servía para darme cuenta del día y el mes en el que estaba porque tu ausencia verdaderamente no hizo más que alejarme de la vida misma.
Durante treinta y nueve días mí vieja silla de paja, el mate y el cigarrillo fueron mis únicos compañeros, pasaba las horas hamacándome y pensando donde había quedado todo nuestro amor.
Me pregunto ¿Por qué nunca me dijiste que no? Se podrían haber solucionados muchas cosas, hoy no existirá esta distancia o tal vez si, pero no de la forma que nos afecta.
Esto altera todos mis sentimientos. Me pone mal, me irrita, me hace odiarte, me hace desquererte, me hace amarte. Qué tonto que fui al creerte cuando me decías que me “amabas”.
¿Té acordás la plaza de la avenida donde nos vivos por primera vez? Hace memoria Andrea… ¿Te acordaste? Bueno esa tardecita vos me prometiste que “nunca me ibas a dejar”, claro fácil era para vos hablar sin medir la acción de lo que proponías.
No te diste cuenta de que el “si” tuyo no fue más que mentirte a vos misma, a sumergirte en un mundo irreal de sentimientos, porque si nunca me pudiste decir que “no” es lo mismo que mentir.
Mira que fácil hubieran resultados estos treinta y nueve días sin vos, si me hubieses dicho que “no” cuándo te pregunté si estabas seguro de nuestro amor, o cuándo te propuse casamiento, o simplemente cuando te pregunte si me amabas.
Hoy ya no lloro. Pero confieso que luego de tu partida del altar lo hice. Fue mi único consuelo, mi única salida, quede paralizado por tu ausencia y por tu cobardía, jamás me hubiese imaginado esa actitud tuya. Pero claro si me viviste mintiendo durante todo nuestro noviazgo.
Por suerte el día de tu partida encontré consuelo en una de las monjas de la iglesia, la misma que te ayudo esa triste tarde.
Ella me ayudó y mucho, estuvo presente durante tus días de ausencia. Se preocupó por mí como nunca nadie lo había hecho, yo no aceptaba visitas en casa, pero ella tenia la delicadeza de llamarme por teléfono todos los días, y debo confesarte que una de las tardes salimos a caminar por la ciudad.
Las novecientas treinta y seis horas estando lejos de ti fueron traumáticas, pero el día número cuarenta mi vida cambio.
Ya no soy el de antes, ya no me hamaco en la vieja silla buscando respuestas inconclusas, ya no tomo el mate sólo y por suerte tengo con quien hablar. Estoy mejor, mucho mejor. Agradezco tu preocupación, pero de verdad estoy bien.
Ya no lloro, no extraño, y hasta pude conciliarme con mi sueño.
Por último quería decirte querida Andrea que con la plata de nuestros ahorros reserve dos pasajes para la luna de miel que voy hacer junto a mi nueva novia. Si vieras lo linda que es. Alta, ojos celeste, pelo lacio, test blanca y suave, ella nunca me dice que no. Seguro que la recuerdas, fue ella quién te ayudo a escapar de la iglesia. Utilizando tú misma técnica salto las rejas de la iglesia expresando el grito de libertad y hoy estamos juntos.
Ah y me olvidaba decirte que no llames más a la agencia de turismo para reclamar por tú pasaje, personalmente me encargue de que ese pasaje quede en mis manos, es el que mañana voy a utilizar para viajar junto a Jazmín la chica que te mencione líneas atrás.
Pd: Espero que soluciones tus problemas gástricos.
Emilio
lunes, 18 de mayo de 2009
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La verdad muy buenas las dos cartas...por un lado una chica que no ama, que ni siente y ni su carta y explicación te genera tristeza al leerla..por otro lado un chico que se las arreglo para dejarle bien claro que pese a su ausencia no se murió...que hoy está bien...que ya no llora...que sigue adelante...
ResponderEliminarno se a que me hace acordar... jajaja
besos
La verdad les falto poner cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia, pero son cosas que pasan aveces el cag.. es el hombre aveces la mujer, se turnan digamos,pero en este caso la que tiene problema gastricos es Andrea...jaja.Lo importante que yo rescato de los textos es la indiferencia de Emilio mas alla de la frase hecha (lo que mata es la indiferencia)es asi la vida sigue y esta no depende de una persona en particular... y menos de una reprimida como Andrea (que debe haber terminado vistiendo santos...jaja).
ResponderEliminarMuy lindas las cartas
Victoria
chicos me sorprendio leer estas cartas, es mas, me parecio haberlas oido hace algun tiempo, pero bueno, debe ser por similitud con la realidad en gral... por los problemas gastricos de andrea mas que nada jaja...
ResponderEliminarbesos
Emilio: un mossstro...
ResponderEliminarbien Emilio, creo q existen pocos emilios en esta vida!... pero si muchas Andreas!
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