Podríamos vivir la vida durante sólo seis días de la semana. El lunes, cuesta por cierto, pero enseguida se acerca el martes y rápidamente los rostros van cambiando, ni hablemos cuando llega el miércoles promediando casi la mitad de la semana sabiendo que al día siguiente es jueves. Más aún pasada las veinticuatro horas es viernes y transcurrida la noche estaríamos despertando en el sábado para alegría de muchos. Hasta aquí todo nos parece normal, pero… ¿Qué nos pasa el domingo?
Haré memoria aquí y me detendré unos instantes en recordar los dichos que afirman aquellos que peinan canas acerca de cómo se vivía y de cómo se vive hoy esos pedacitos de vida
“Antes se vivía de otra manera” “Los tiempos han cambiado” “Ya nada es lo mismo” oíamos decir por parte de los más experimentados como en el caso del viejo Mario. Frases que quedaran en nuestra memoria por siempre, más aun proviniendo de estos heroicos sobrevivientes.
SÍ, frases recordadas. Pero qué lejos que las veíamos al escucharlas. Si parece ayer cuando esperábamos con ansias el domingo para ir a la casa de los abuelos a comer las pastas, sentarse en la mesa con familiares, juguetear por los viejos corredores hasta llegar el patio donde algún viejo cacharro seria el arma de recreación por el resto de la tarde.
Los barriletes eran otros de los entrenamientos que nunca faltaban los domingos, ir al parque y soltarle el carretel hasta lograr que llegue hasta el cielo era nuestra única preocupación.
Infaltable la pelota, ya que ante la escases de viento cambiaríamos rápidamente de actividad olvidándonos por completo de lo sucedido anteriormente.
Recuerdo mi barrio los días domingos donde los pequeños canteros se asemejaban a una cancha profesional de “bolitas”, allí nunca faltaba aquel que pagaba con la más fea, o el que hacia trampa jugando con bolones, mientras que en la vereda de enfrente la rayuela y el elástico sólo eran jugados por las nenas.
Hoy no peino canas, pero cuánta razón tenía aquella frase que decía “Ya nada es lo mismo”.
El tiempo fue pasando al punto de que las horas y los días fueron tomando diferentes sabores ante la vida. Abrir los ojos un domingo no trae más que recuerdos hacia aquellas cosas que ya no están.
Me pregunto… ¿Por cuántas etapas emocionales pasa nuestro cuerpo? Infinitas por cierto, más aún se ha convertido en una especie de alarma que despierta en nuestro cerebro todo tipo de sentimientos, trayéndonos con él nada más y nada menos que la nostalgia y la tristeza.
Cuantas veces nos sentimos desolados ante la presencia de este día, olvidándonos hasta de nuestra propia existencia, sin darnos cuenta que tenemos todo a nuestro alcance pero imposibilitados mentalmente para hacer lo que verdaderamente queremos hacer. Si hasta a veces nos reímos recordando lo sucedido en el transcurso de la semana, o en la noche anterior pero siempre escapando de la realidad a la cual nos afecta.
La tristeza y la nostalgia parece ser el enemigo principal de aquellos enamorados que ya no tienen a su lado a su otra mitad, tal vez por ser éste el día donde el “compartir” funciona como el remedio perfecto para olvidarse del calendario.
El enfado en los rostros de los trabajadores por ser el último día de descanso, desolación que sólo la provoca al vivir el día domingo.
El día domingo es el entierro de una semana que se fue, es la triste ilusión de esperar algo que no va a venir.
Seguramente que de existir un manual donde nos enseñe a cómo sobrevivir el séptimo día de la semana estaría entre los libros más vendidos del planeta.
Por ahora difícil será encontrar una solución para este tipo de problemáticas, los remedios que estabilizan nuestros sentimientos escasean y cada uno de nosotros se automedica con su propia receta.
Haré memoria aquí y me detendré unos instantes en recordar los dichos que afirman aquellos que peinan canas acerca de cómo se vivía y de cómo se vive hoy esos pedacitos de vida
“Antes se vivía de otra manera” “Los tiempos han cambiado” “Ya nada es lo mismo” oíamos decir por parte de los más experimentados como en el caso del viejo Mario. Frases que quedaran en nuestra memoria por siempre, más aun proviniendo de estos heroicos sobrevivientes.
SÍ, frases recordadas. Pero qué lejos que las veíamos al escucharlas. Si parece ayer cuando esperábamos con ansias el domingo para ir a la casa de los abuelos a comer las pastas, sentarse en la mesa con familiares, juguetear por los viejos corredores hasta llegar el patio donde algún viejo cacharro seria el arma de recreación por el resto de la tarde.
Los barriletes eran otros de los entrenamientos que nunca faltaban los domingos, ir al parque y soltarle el carretel hasta lograr que llegue hasta el cielo era nuestra única preocupación.
Infaltable la pelota, ya que ante la escases de viento cambiaríamos rápidamente de actividad olvidándonos por completo de lo sucedido anteriormente.
Recuerdo mi barrio los días domingos donde los pequeños canteros se asemejaban a una cancha profesional de “bolitas”, allí nunca faltaba aquel que pagaba con la más fea, o el que hacia trampa jugando con bolones, mientras que en la vereda de enfrente la rayuela y el elástico sólo eran jugados por las nenas.
Hoy no peino canas, pero cuánta razón tenía aquella frase que decía “Ya nada es lo mismo”.
El tiempo fue pasando al punto de que las horas y los días fueron tomando diferentes sabores ante la vida. Abrir los ojos un domingo no trae más que recuerdos hacia aquellas cosas que ya no están.
Me pregunto… ¿Por cuántas etapas emocionales pasa nuestro cuerpo? Infinitas por cierto, más aún se ha convertido en una especie de alarma que despierta en nuestro cerebro todo tipo de sentimientos, trayéndonos con él nada más y nada menos que la nostalgia y la tristeza.
Cuantas veces nos sentimos desolados ante la presencia de este día, olvidándonos hasta de nuestra propia existencia, sin darnos cuenta que tenemos todo a nuestro alcance pero imposibilitados mentalmente para hacer lo que verdaderamente queremos hacer. Si hasta a veces nos reímos recordando lo sucedido en el transcurso de la semana, o en la noche anterior pero siempre escapando de la realidad a la cual nos afecta.
La tristeza y la nostalgia parece ser el enemigo principal de aquellos enamorados que ya no tienen a su lado a su otra mitad, tal vez por ser éste el día donde el “compartir” funciona como el remedio perfecto para olvidarse del calendario.
El enfado en los rostros de los trabajadores por ser el último día de descanso, desolación que sólo la provoca al vivir el día domingo.
El día domingo es el entierro de una semana que se fue, es la triste ilusión de esperar algo que no va a venir.
Seguramente que de existir un manual donde nos enseñe a cómo sobrevivir el séptimo día de la semana estaría entre los libros más vendidos del planeta.
Por ahora difícil será encontrar una solución para este tipo de problemáticas, los remedios que estabilizan nuestros sentimientos escasean y cada uno de nosotros se automedica con su propia receta.
Guachin!! me gustó mucho tu publicación, no te habia escrito antes de colgada, pero vamos duaaa que sale con fritas!!!
ResponderEliminarOdio los domingos, son la resaca de la semana! pero si la semana fuese de 6 dias, odiariamos los sabados, entonces, mejor q sea de 7 para tener un dia más de descanso. Porque mi mamá me dice eso "los domingos son para descansar, no se porque te preocupas tanto"
vamosssssss caruflaaaa! mejor descripcion del domingo imposible.
ResponderEliminarbrindo por mas domingos por compratir con nuestra simple receta que es la de escuchar....
alusinante!...
ResponderEliminarpero no se porque parece q la semana pasa rapidisimo, y mas el domingo! q con resaca, mal humor algunos estudiamos para le lunes...
seria el dia perfecto para cmpartir cn la otra mitad
Hoy es domingo Mati, justamente estoy leyendo tu descripción.. Te dije anoche: "me hacés bajar" pero bueno, esa es tu intención,no.. transmitir de la mejor manera esa especie de nostalgia que nos agarra... y cuando digo nostalgia que cada uno la vincule a lo que tenga más cercano, a lo que le toque "aquí y ahora" y les provoque nostalgia.
ResponderEliminarMuy bien logrado Mati!! de todos modos, sería interesante escribir acerca de la faceta "positiva" de los domingos, si es que la hay.. Quízás, para eso, tengan que pasar algunos años no? cuando el domingo nos pegue desde otra forma.. o quizás no.. veremos, la realidad es un constante devenirrrrrr!!!
Besos colega
buenas matias.. es positiva su descripción, desde mi punto de vista le tendriamos que agregar un dia mas a la semana, nos daria un total de 8, el octavo lugar pasaria a ser equivalente a un domingo, pero el sexto y septimo, servirian para prender dos fuegos semanales, de esta forma tendriamos mas dias de descanso, muchas mas historias que contar, y muchos momentos para vivir y compartir con los que uno quiere como venimos haciendo...
ResponderEliminarabrazo...
LOCO!!! LA VERDAD Q TENES MUCHA RAZON... ES INCREIBLE LO Q ESCRIBISTE, SEGURAMENTE LO SIENTO DE ESTA MANERA XQ COMPARTIMOS TODOS ESOS MOMENTOS JUNTOS Y PASAMOS X VIDAS MUY SIMILARES, Y COMO NO VA A SER ASI SI CUANDO NOS VEMOS NOS DECIMOS HOLA HERMANO. UN GENIO, METANLE CON ESTO. UN ABRAZO GRANDE.
ResponderEliminarmati!!! me encanta el blog! la verdad tu amiga y vos son unos genios. y no creo estar loca pero amo los domingos!!!
ResponderEliminaryo amo los domingos en Ferré, comemos en familia y nunca nos alcanza la mesa, asi que comen los chiquitos primero y los grandes despues,somos muchos y compartimos muchas cosas, comentamos de politica, del ultimo chusmerio del pueblo, de futbol, ovbio... es la previa para luego ir todos a la cancha a ver al "colo", ya asi pasamos todo el domingo, unidos...
amo los domingos porq es el dia en que estamos todos, y no hay problemas, no hay tristezas, me despejo del mundo y de la vida aca en Junin...
espero que todos lo puedan disfrutar tanto como yo...
besos amigo.... estoy esperando para las rabas, ja...
Flora....
Primoooo!!! excelente publicacion!!!! no habia entrado nunca!!!!
ResponderEliminarlo vy a hacer mas seguidooo... segui asi,, escribis muy lindo!!!!!
muchos besos desde lejos jajajaja
saludos a todossssss
Ceci